Se trata de una pregunta compleja que encierra dos posibles respuestas; si la respondemos con la cabeza es imposible y si la respondemos con el corazón, es casi imposible. Y a ese adverbio tenemos que aferrarnos con todas nuestras fuerzas. Aunque parezca banal, ese matiz es nuestra esperanza. ¿Ganar al Atlético?
Seguramente si hiciéramos una encuesta imaginaria los resultados serían escandalosos. 99 de cada 100 encuestados responderían que el Atlético de Madrid derrotará a la Unión Deportiva Almería en el Vicente Calderón (sábado, 16:00 horas). Mayoría rotunda. Realidad latente. Pero irremediablemente habría uno que se distanciaría de la aplastante mayoría y que confiaría en la victoria visitante.
Y posiblemente ese ‘objeto extraterrestre’ también pensaría por dentro que va a ganar el Atleti (¿cómo no va a ganar el Atleti?) pero sin embargo se arriesgará remando a contracorriente. Porque jamás existe la unanimidad, porque siempre hay cierto margen para la duda, porque todo es susceptible de ser nada. Si siempre ocurriera lo que la probabilidad dictamina, este mundo sería diferente. Y no es así. Cuando todo parece ser X de repente surge la Y. ¿Por qué siempre hay menos acertantes del Pleno al 15 que participantes? Porque a veces todo parece una cosa y de pronto es otra bien distinta. ¿Quién hubiera apostado contra Goliat? Pues ganó David, saltó la banca y premio para el caballero.
Las estadísticas no le darán a la U.D. Almería muchas opciones en su próximo partido ante el Atlético de Madrid; pero que no haya muchas no quiere decir que no haya ninguna. Una cosa es ir desarmado y otra radicalmente distinta es llevar balas de menor alcance; lo primero te liquida, lo segundo te da alguna ligera opción. Se trata, por tanto, de afinar la puntería al máximo y de elegir el momento preciso para apretar el ‘gatillo’ sin temblores de pulso. Si existe una remota opción, ¿por qué no aprovecharla?
El equipo del ‘Cholo’ Simeone vive tiempos de tanta bonanza que incluso se pinta mejor de lo que realmente es. Jugador por jugador la plantilla colchonera es de Notable Alto pero, el momento de confianza que vive el club y la ‘necesidad’ mediática de buscar un tercer equipo que haga sombra a los imperios merengues y blaugranas, transforma su rendimiento en Sobresaliente. Por eso el primer objetivo almeriense para empezar bien el partido debe ser eliminar ese peldaño de rendimiento adicional que en este momento tienen los del Manzanares. Ganar a un equipo Notable es más fácil que a uno Sobresaliente.
El centro del campo suele ser ese punto estratégico que acostumbra a inclinar la balanza a favor de un equipo o de otro a lo largo de un partido de fútbol. Y este debe ser el segundo objetivo de la UDA: instalar el campamento base en esa zona del rectángulo de juego y hacerse fuerte en él. El Atlético posee una retaguardia con mucha experiencia y una artillería de muchos quilates pero, en el círculo central, la nota media baja. Y el Almería, ahí, tiene fútbol como para hacer daño. Porque ganar la batalla en el centro del campo implica entrar por bandas y, entrar por los extremos, implica tener boleto para que te pueda tocar la lotería del gol.
Es cierto que los dos anteriores objetivos se pueden conseguir o no conseguir en función de las opciones que te dé el rival. Si ellos están perfectos y nosotros estamos perfectos solo habrá que esperar lo que dictamine la relativa ley del fútbol. Pero existe un tercer factor en el que el Atlético ni pincha ni corta, ni tiene voz ni tampoco voto. Se trata de los complejos y de los temores. Cuanto más suelto ande el equipo de Francisco por el Vicente Calderón, más opciones de armar el taco y abrir Deportes Cuatro. Y eso no implica pensar que «no hay nada que perder» porque efectivamente hay tres puntos que ganar. Se trata de pensar que a la hora de disputar un balón, de meter la bota y de sudar una camiseta no hay tantas diferencias presupuestarias sino que está en juego la honestidad con tu escudo. Y el escudo del Atlético figura en el mismo escaparate que el escudo de la U.D. Almería: la liga BBVA. Será por algo.
Cada minuto que pase el sábado sin que se mueva el marcador, más cerca estará el objetivo final. Ganar al Atlético implica librar noventa batallas -más añadido- como si fueran noventa guerras. Y si cuando pite el árbitro el marcador no es favorable pero se ha luchado al máximo, no habrá lamentos. Recuerdo aquella frase de Djukic tras su última derrota: «Si pierdes contra el Barça jugándole de tú a tú, seguro que te sirve para ganar el próximo partido».
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Trinchera Rojiblanca 